Sobre el autor

El snob es un ser aturdido y de escasa capacidad mental, tan poco contento de sí mismo que, para consolidar su personalidad, no hace más que pasar un título o algo que suponga un honor por la cara del prójimo, de modo que el prójimo le crea y ayude a creer lo que realmente no cree —que él o ella es, de una manera u otra, persona importante.
Virginia Woolf

Diego Fonseca
Nació en Las Varillas (Córdoba, Argentina) en junio de 1970. Es periodista, escritor, consultor y analista.
Durante la última década, Diego recorrió quince países de América Latina. Escribió más de 400 reportajes, crónicas, artículos, features, ensayos y notas periodísticas, todos marcados por la preocupación por el desarrollo económico, social y cultural de América Latina.

Fue editor para México y América Latina de la revista AméricaEconomía y de Mercado, en Argentina. Es consultor editorial y de comunicación para empresas y organismos internacionales. Colabora y ha colaborado con medios e instituciones de Europa, Perú, Chile, México y Estados Unidos, como Etiqueta Negra, Expansión y CNN/Expansión, BNAmericas y Safe Democracy Foundation, entre otros.
Sus análisis han sido reproducidos por medios de tres continentes. Universidades, centros de investigación y escuelas de negocios y organismos, como la Comisión Económica para América Latina y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los han citado en dossiers y publicaciones.
Licenciado en comunicación por la Universidad Nacional de Córdoba, es también Master en Administración por IE Business School, de España, y posee estudios de posgrado en desarrollo sostenible en INCAE Business School, la escuela nacida en la senda de Harvard University en Costa Rica.
Ha elaborado y dirigido proyectos de periodismo digital y asesorado a empresas y medios regionales en planes de e-marketing y comunicación.
Diego ha editado análisis y ensayos sobre política y economía en Argentina, España, México y Estados Unidos.
Autor de cinco novelas e infinidad de relatos, trabaja en una novela para internet y una nouvelle de no ficción. En 2009, editó el libro de cuentos y relatos “South Beach” (Recovecos, Argentina) y participó de la antología “10 bajistas” (Eduvim, Argentina).
Una porción de sus últimos textos periodísticos, publicados en medios internacionales, se reproducen en el blog La Lettera con Hambre.
Algunos de sus “crímenes literarios”, perpetrados en los últimos 15 años, se encuentran en El Gemelo Malvado, Piquetero VIP y La Vigilia.
Tras largos años en México, reside ahora en Estados Unidos.

Leve y breve biografía no autorizada
Es más o menos como de esta estatura. Hasta su último examen médico, miembros y órganos estaban todos en su lugar. Nada de chistes obvios: el cerebro también.
En términos generales, está bien consigo mismo.
Duerme suficiente, se alimenta bien y aprendió por las buenas que no fumar es mejor que hacerlo.
Se considera humanista, existencialista, liberal y socialdemócrata, posmoderno e individualista. Asegura poseer 23 adjetivos para definirse a sí mismo. Bipolar no está entre ellos, aunque es argentino y geminiano —y tiene un gemelo malvado.
Dejó ir muchas cosas: vidas, sueños, aire, amigos, decenas de libros y músicas, trabajos, kilos, pelo y un Tribilín de metro y medio relleno de aserrín (se lo comieron las polillas).
Dejó venir otras tantas: amor, aire, risas, amigos, decenas de libros y músicas, más sueños y un muñequito de Wall-E, el nuevo ET.
Lee ficción, filosofía, economía, política y folletos de supermercados. Adivinen qué lecturas lo agobian, disfruta y lo enfadan.
Tiene muy pocos amigos en pocos países y muchísimos conocidos y enemigos en todas partes. O sea, hizo todo bien.
Por hache o por bé, jamás pasa desapercibido. (Yo te avisé.)
Ha hallado que la dificultad inspira a los nobles de corazón. Dice que lo aprendió de Kierkegaard. Fue de su entrenador de fútbol infantil.
Un par de definiciones importantes: los abrazos (le petite mort) valen más que los besos y no hay tal cosa de la despedida final.
No sabe de mucho y está en camino de saber menos. (Esto está puesto adrede, para que las señoras mayores se acomoden los anteojos y exclamen: “¡Ya decía yo!”).
Fue amarillo; es anaranjado (?).
Se asume como un tipo inteligente. Pero lo que lo ha salvado de lo malo y entregado a lo bueno es esfuerzo y un montón de suerte.
Jugaba de clásico “7”, tenía un pique corto endiablado. Ambidextro, le pegaba muy bien a la pelota (sí, dije “muy bien”). El problema es que los demás siempre corrían más rápido y le pegaban mejor.
Le gusta el azul, el asado (rojo, por favor), las cocinas peruana y ecuatoriana, las palabras que empiezan con m y nombres como Osvaldo, “Shonatan”, Juan Carlos, Guaicaipuro, Bebeto, Lister y Termidor.
Es un tipo lógico: 1) comete cursilerías a menudo + 2) se burla de ellas + 3) crea nuevas.
Quiere conocer Australia, Cabo Verde y Sudán. Cuando lo haga, querrá conocer otros lugares. Viajar está adentro.
Habla en tercera persona sólo para: a) burlarse de sí mismo; b) escribir tonterías. O sea...
Es hincha de Boca cuando se acuerda y de Talleres de Córdoba y el Real Madrid cuando le conviene. Desea que dejen en paz a Maradona y él a nosotros.
Aunque no lo parezca, es disciplinado. Abrazó de joven la dialéctica, el método cartesiano y la planificación. En la foto, se las ve en la mueca de la sonrisa.
Mató a una paloma, frió los dos huevitos del nido y ahogó a un perro de raza. A veces quiere matar a medio mundo, pero se lo impiden sus sólidos valores morales y los sólidos valores del armamento.
Tiene mucho por decir (como casi todos) pero no quiere aburrir (como casi nadie).
Ya no lo emocionan ciertas voces y hace mal.
Casi nunca le gusta lo que escribe y hace bien.

FOTO DEL AUTOR › © B. M., 2009.
ARTE DE TAPA › © ÁLVARO ARAYA URQUIZA, 2009.

׀LEER׀

 
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